Dice Paulina-Bánfalvi-Kampeq en el blog AACC La rebelión del talento «Los niños de altas capacidades intelectuales no quieren llegar a dónde los demás ya están, lo que quieren es que el aprendizaje sea una propuesta de descubrimiento». ¿Se adapta nuestro sistema escolar a esta necesidad? Definitivamente no. Los niños de altas capacidades intelectuales precisan explorar sus propias respuestas, actuar con creatividad, buscando soluciones alternativas; no repetir «al dedillo» lo que está escrito en los libros (que es justo lo que el sistema educativo actual les exige).
Os dejo enlace al artículo del blog, ya que es verdaderamente interesante y esclarecedor:
Escuela y AACC ¿Qué debemos pedir?
Si algo caracteriza al sistema escolar español es precisamente su rigidez en cuanto a las valoraciones académicas; si un niño o niña saca buenas notas, no da problemas, facilita el trabajo de los profesores y se integra a la perfección en el sistema establecido es, por tanto, un buen alumno, un «alumno ejemplar». Si, por el contrario, un niño o niña no presta atención en clase, se niega a hacer las tareas o muestra otros intereses que no están escritos en su libro ( es decir, la mayoría de los niños AACC) es un mal alumno, crea problemas en la escuela y no está bien mirado por los profesores.
Cuando se trata de un niño de altas capacidades intelectuales, en el caso de que haya tenido la suerte de haber sido identificado (más del 80% de estos alumnos no son identificados) comienza la lucha de sus padres para demostrar los verdaderos motivos de su comportamiento y desmotivación; y comienza también la «pelea» porque se le adapte el currículo académico a sus verdaderas necesidades educativas.
En los colegios donde abunda el «yo no lo veo», demasiado habitual para los padres con hijos de AACC, las cosas solo irán de mal en peor para el niño, llegando a producirse la temida desmotivación absoluta del estudio y de todo lo que tenga que ver con el colegio o el instituto comenzando, como consecuencia de la desatención, por malas calificaciones escolares y terminando, en el peor de los casos, en secuelas psicológicas y emocionales que precisará de tratamiento profesional.
En los colegios con «buenas intenciones» (donde sigue existiendo un alarmante desconocimiento de las necesidades educativas especiales de los alumnos de altas capacidades intelectuales) comenzarán a darle en el aula tareas extra si termina las establecidas antes que los demás, le dejarán leer libros si le sobra tiempo para ello o le asignarán algunos trabajos extra para casa a modo de «premio» a su adaptación en el rígido sistema escolar que tanto le perjudica. En estos casos, el niño o niña AACC seguirá sin recibir la atención educativa adecuada a su necesidades especiales y tendrá, por el contrario, más de una tarea extra que no se exigirá a sus compañeros, sintiéndose, además de «castigado», estafado por el colegio.
Los niños y niñas de AACC necesitan retos reales para mantener su motivación con respecto a la escuela, retos adaptados a su forma de pensar, a su sistema neurológico y a sus verdaderos intereses. Mientras eso no se lleve a cabo, estaremos «manteniendo contentos» a los padres exigentes, para continuar «manteniendo desmotivados» por el estudio a los niños y niñas de altas capacidades intelectuales. Ese es uno de los principales motivos por los que, desde este blog, abogamos por la flexibilización curricular (saltar cursos): no es la medida educativa que estos niños precisan, pero sí es la mas cercana a sus necesidades educativas dentro de un sistema escolar que sigue sin tenerlos en cuenta (al menos el nivel de los contenidos será más elevado y podremos contrarrestar en cierto grado la desmotivación por el aprendizaje académico a la que se enfrentan diariamente).
Los padres intentamos ayudarles con sus inquietudes, con su deseo de conocer y explorar, intentamos responder a sus preguntas y ofrecerles libros y actividades extraescolares que de verdad les interesen. Pero no olvidemos que pasan cinco horas diarias de su vida en la escuela, cinco días a la semana, veinte o más días al mes, durante años; suplir eso con otras actividades no es posible, movilizarnos y exigir una escuela adaptada a sus verdaderas necesidades educativas, se me antoja imprescindible para el bienestar emocional de nuestros hijos.